Libertadores X
— ¡A cubierto, Juan! —gritó don Ernesto—. ¡Santiago! El claro había estallado de júbilo con la llegada de los refuerzos. El taíno enviado al poblado había cumplido con creces, trayendo de alguna forma a los españoles que había dejado en la costa montados en los fieros caballos de batalla. Seguro que al no haber recibido … Leer más