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Sentencia en el Tormes

En mil ochocientos quince Salamanca está devastada tras la guerra contra Francia. Las tropas napoleónicas han expoliado la ciudad despojándola de la mayoría de sus tesoros, causando estragos en la población.

En medio de esta maltratada urbe una figura enmascarada sale por las noches de la cripta de la iglesia de San Mateo. Es Rodrigo, un joven lisiado al que la traición en tiempos de guerra casi le costó la vida. Ahora, atrapado en un cuerpo deforme y sufriendo continuos dolores, sobrevive consumido por el odio mientras planea su venganza. Para ayudarle contará con amigos como el anciano párroco de San Mateo o Marieta y Loles, dos prostitutas de la ciudad.

Todo su mundo cambiará al conocer la llegada de un antiguo pintor de corte a Salamanca, renovando sus ansias de justicia ante su última oportunidad para redimirse. Ilustres personalidades intervendrán en la historia llevando a Rodrigo a la encrucijada de decidir si vale la pena arriésgalo todo por su venganza o intentar olvidar los fantasmas del pasado.

Sentencia en el Tormes desarrolla una trama cuidadosamente trazada en la España de principios del siglo XIX. Personajes históricos como Arthur Wellesley, Duque de Wellington o el guerrillero Julián Sánchez “El Charro” jugarán un papel capital en la vida de Rodrigo. Amor, odio, venganza y poder se mimetizan con la dureza de los tiempos en los que se ambienta esta novela, atrapando al lector en una aventura apasionante.

LOS PROTAGONISTAS

«Girando el puño del báculo tiró de él, sacando de su interior un filo brillante y equilibrado, casi del largo total del cayado, que le podía ser útil en posibles escaramuzas nocturnas. Tras dar dos sablazos al aire enfundó de nuevo el estoque en su vaina y, después de rearmarlo, lo apoyó contra la pared.»

«Los ojos color miel de Marieta se clavaron en su rostro en cuanto lo descubrió. La mano de la joven, temblorosa, empezó a acariciar suavemente las cicatrices de la piel sin muestra alguna de repulsión.»

«Sabes que no me gusta que desaparezcas así -dijo el párroco-. Me preocupo si bajo y no te encuentro aquí.»

«¿El otro viaje sigue en tus planes? -la pregunta iba directa, sin rodeos, como le gustaba a Loles.»

«Coge tu arma y vete, Rodrigo -le dijo Julián tendiéndole una mano-. Este pájaro es mío.»

Novela histórica: Sentencia en el Tormes

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