Bienvenido a la sección de relatos de ficción histórica escritos por Miguel Rodríguez Echeandía. Si quieres leer relatos de otras categorías puedes ir al blog pinchando aquí.
Foto de portada ©Daniel H. Tong
La bandera encarnada
Miro ahora a mi alrededor y no reconozco la ciudad en la que estoy. Me acuerdo de mi llegada, de cómo me impresionó la muralla cerrada sobre el mar; de…
El huésped de la suite 3327
Debió venir al hotel unos años antes de que yo empezase a trabajar aquí. Por aquel entonces yo era un simple botones, muy joven y muy ingenuo, pero ya pude…
Il diavolo
Esta noche, a las tres y media de la madrugada, un grupo de cuatro ladrones asaltó la residencia del conocido violonchelista Ilya Kuznetsov. En la casa, una lujosa mansión del…
El incendio
El aire era irrespirable en la ladera del monte, con matojos todavía humeantes pese a que la lluvia había ayudado a los servicios de emergencia a apagar el incendio. Bajo…
El capitán Fandiño
La carta no dejaba lugar a dudas: debía presentarse inmediatamente en la capitanía del puerto para aclarar un asunto de extrema importancia. No le hacía la más mínima gracia tener…
La antigua orquesta de Bilse
El abajo firmante aún recuerda el estupor que le causó saber que cincuenta y cuatro de los mejores músicos de la orquesta del Maestro Bilse, al que conocerán entre otras…
El Ranger
Nadie se lo había querido perder. Sarah y sus chicas, los mineros de Mallony, el alcalde, el médico, el profesor… todo el Condado de Throckmorton había acudido a presentar sus…
Germani in ponte sunt
La llegada al pueblo se había planeado meticulosamente hacía dos jornadas. Durante horas se revisaron mapas, planearon rutas y se preguntó a la población local la mejor forma de llegar…
La bomba
Eran cinco, suficientes para el trabajo. No lo habían preparado muy bien, no tenían tiempo ni eran profesionales, pero la urgencia obligaba. El mundo debía entender que la situación era…
La inauguración
Era ya de noche cuando la gente se arremolinó alrededor del nuevo edificio luciendo sus mejores galas. La inauguración del auditorio lo merecía. El único rastro de las interminables obras…