El ruido de tus pisadas
Salgo del bar tras despedirme y camino encogido ante el vendaval que se ha levantado en la calle. El viento encajonado sisea y me deja el rostro helado mientras me muevo a buen paso en dirección a casa. A las cuatro de la mañana la ciudad duerme, con los pocos noctámbulos que quedamos en pie … Leer más