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Un día más

Un domingo es un día más. Gentes que madrugan para dar un paseo al alba y llevar churros a la familia, viajeros que cierran sus maletas para no llegar demasiado tarde a su destino y moteros con ganas de gasolina y curvas poniendo los motores en marcha para iniciar la ruta. Incluso algún que otro héroe anónimo que va a trabajar con el estoicismo y la naturalidad del que sabe que simplemente tiene que cumplir con su deber.

Cientos mueren y cientos nacen, y sin embargo a lo largo de la historia los días se suceden impertérritos amontonándose en capas y capas de sucesos que, perdidos entre los ecos del tiempo, todavía resuenan en el presente.

Así podemos encontrar, en una misma fecha, el nacimiento de un Shogun y el incendio de una gran ciudad, acontecimientos que podrían ocurrir el mismo día y que sin embargo se separan en más de cuatrocientos años. Golpes de estado en distintos países, unos fallidos y otros logrados, el robo de la sonrisa más intrigante o eventos deportivos que se seguirán celebrando cien años después. Todo en la misma fecha y separado por algo tan nimio como las vueltas de la tierra alrededor del sol.

El juego con una nueva energía produce catástrofes controladas y descontroladas, muertes y renacimientos, e incluso impactantes espectáculos jamás vistos. La ejecución de un antiguo compañero político por no saber estar callado, constituciones de gobiernos en el exilio… todo apilado en los libros como páginas de memoria humana.

La humanidad tiene esa capacidad de amontonar efemérides, de recordar las biografías de los personajes más insignes como si sus vidas fuesen más importantes que las del resto de personas que pueblan la tierra. Quizá lo sean, quizá no. ¿Cómo se mide de manera exacta el valor de una vida?

Nacimientos de personas que cambiarán el curso de los acontecimientos y muertes que arrebatarán la risa y la lucidez a miles. Todo en un solo día. Un accidente geográfico acabando con la vida de cientos de hombres y mujeres inocentes al tiempo que unos terroristas deciden volcar su locura en dos simples perros para acelerar la revolución comunista. La absurdez. La ignominia. Su recuerdo para la eternidad.

Nacimientos, muertes, bondades, maldades, lo mejor del ser humano y lo peor del mismo. Sucesos, en definitiva, que ya sean premeditados o inesperados hacen que un día más nunca sea, en realidad, un día más.

Foto de portada: ©Amber_Avalona

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