A un lado de la pantalla…
– …muchas gracias, nos pondremos en contacto con usted a la mayor brevedad.
La entrevista termina y los tres encargados de realizarla esperan a que el candidato abandone la videollamada para poder comentar la jugada.
– La última del día —se estira uno de ellos sacando los brazos del cuadro.
– Sí, ya era hora…
– Bueno, ¿qué os ha parecido?
Los tres vacilan un momento antes de abrir fuego.
– Yo creo que ya tenemos candidato.
– Pienso igual.
– Desde luego. Un tipo seguro, templado, con buena presencia…
– Parecía ordenado.
– La verdad es que se agradece que se arreglen aunque la entrevista sea online.
– Sí.
Una nueva pausa.
– Pues nada, aviso a recursos humanos para que le escriban mañana para decirle que el puesto es suyo.
– Magnífico.
– Ale, señores, nos vemos en la próxima.
– Un saludo a Laura.
– De tu parte.
– Adiós.
– Adiós.
– Adiós.
Al otro lado de la pantalla…
A ver si se acaba ya este suplicio, piensa, que no puedo con los retortijones…
– Si no tiene más preguntas…
– ¿Yo? No —fuerza una sonrisa—. Eso era todo, está clarísimo.
La casa apesta a las lentejas quemadas, a las cañerías y a la ropa sin secar. Detrás de la pantalla los restos del desayuno se marchitan en un plato y el té, ya frío, está a medio tomar.
– Por nuestra parte también está todo claro.
– Perfecto.
Un nuevo retortijón. Menudo momento para tener diarrea. Una gota de sudor helado le resbala por el cogote hasta el cuello de la camisa, que amarillea por las axilas. No ha tenido tiempo de poner otra lavadora.
– Pues nada, muchas gracias, nos pondremos en contacto con usted a la mayor brevedad.
El candidato aguanta un poco más la sonrisa mirando con desesperación el botón rojo para terminar la reunión. Con una mano retuerce la tela del pantalón del pijama y agita los dedos de los pies dentro de las zapatillas de estar por casa. Con la otra se ajusta el nudo de la corbata antes de despedirse y finalizar la conexión.
Después salta por encima del montón de polvo y pelusas que hay junto a la escoba y se lanza al baño sabiendo que la parte que dependía de él ya ha terminado. Ahora sólo puede esperar.
Foto de portada: ©Chris Montgomery
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