– ¿Tú viste The Office?
– ¿La serie?
– Algún capítulo, pero nunca entera.
– Pero te suena, ¿no?
– Claro, los memes están ahí.
– Exacto
Marcos apura su copa de vino blanco y carraspea antes de seguir. Al otro lado del cristal, en la calle, llueve a mares.
– ¿Cuánto tiempo dirías que hace que terminó?
– Uf… ni idea… pero ya hace, ¿no?
– Venga, inténtalo.
– Pues… ¿ocho años?
– Diez.
– Coño, no la hacía yo tan vieja.
– Pues ahí la tienes… ¡empezó hace dieciocho años!
– Ya puede votar entonces —bromea Laura.
– ¿Dónde se ha ido tanto tiempo?
Ninguno de los dos encuentra respuesta. Simplemente se miran y guardan silencio rumiando los recuerdos de esos dieciocho años de vida.
– Qué quieres que te diga —termina por decir Laura—, yo me veo mejor ahora que hace dieciocho años.
– Sí, si no te digo yo que no, pero…
– Ya, ya sé. Que es mucho tiempo.
– Pues poco más de la mitad de nuestra vida.
– Por eso te digo que estoy mejor ahora, que menuda adolescencia tuve.
– Tuvimos, maja, que nos conocemos de hace mucho. Y sí, menuda adolescencia. Sobre todo cuando te rapaste media cabeza.
Laura estalla en risas al acordarse.
– Madre mía, ¡es verdad! Menos mal que aquello se me pasó pronto.
– A tu madre casi le dio algo.
– Menuda bronca me cayó al volver de la peluquería…
– Bronca merecida.
– Merecidísima, menudas pintas…
Los dos resoplan y se miran sonriendo.
– Pues aquello debió de ser cuando empezó The Office…
– Tú vuelve…
– Es que es verdad, debió de ser…
– ¿Sabes lo que más me fastidia?
– Dime.
– Que en mi memoria no ha pasado tanto tiempo… Los veinte, los treinta, los tengo ahí detrás, en mi cogote, y sin embargo ya ha pasado muchísimo tiempo.
– Qué malo es hacerse mayor, ¿eh?
– ¡Y eso que todavía somos jóvenes!
Marcos asiente, y luego se queda mirando por la ventana, a la lluvia que empapa las calles.
– Cuando marzo mayea, mayo marcea —le dice Laura.
– Es como la frase esa que ponen en los espejos retrovisores…
– ¿Perdón?
– Sí… esa de que los objetos parecen más lejanos de lo que en realidad están, pero a la inversa…
– Quizá, sí… Yo también veo los veinte muy cerca… Qué coño, físicamente me siento como cuando tenía veinte, pero eso pasó hace ya mucho tiempo…
– Siempre nos quedará el consuelo de que la alternativa es peor.
Laura le mira con gesto serio.
– Eso ni en broma, macho.
– Pero si sabes que…
– Ni en broma.
– Vale, vale…
Marcos mira las copas vacías y sonríe.
– Entonces sólo podemos hacer una cosa.
– ¿Qué?
– Pedir otra ronda y brindar porque a los cuarenta podamos seguir diciendo lo mismo.
– Eso está hecho —sonríe Laura—. Vamos que si está hecho.
Foto de portada: ©ktphotography
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