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Adultos

Míralos ahora. Míralos bien. Son adultos. Serios, con sus trabajos y sus vidas más o menos organizadas, sus familias, sus perros e  incluso sus hijos y nietos. De cuarenta, cincuenta, sesenta, setenta años… Todos adultos, todos responsables y capaces. Y todos viviendo una vida de mentira.

Vistos así, como conjunto en este momento, la imagen es verdaderamente impresionante: ahí tienes al apogeo del desarrollo humano, cabal y comprometido con sus empleos y sus relaciones. Cuidadosos de su reputación y del ejemplo que dan a las generaciones venideras. Siempre hay díscolos, de esos que no se sitúan, que no terminan de encontrar su hueco y no aceptan que los años pasan queramos o no. A esos también puedes verlos, reconocerlos por sus maneras; por su aspecto y sus dejes. Por la luz apagada y triste que habita en sus ojos, como animalillos asustados que se ven sin asideras en una vida que no pide perdón ni permiso. Pero dejemos a estos de lado, pues poco nos van a aportar. Fíjate en los otros, en los adultos de verdad.

Pongamos por ejemplo a ese hombre que va por allí, el de la chaqueta verde y los pantalones de lino. Parece un hombre serio a sus cincuenta años, con la frente alta y la camisa sin una arruga, ¿verdad? ¿Qué me dirías si te dijera que hace treinta y cinco años ese mismo hombre era un joven melenudo, con camisetas negras, cadenas en el vaquero y compañías nada respetables? Parece increíble, ¿eh? Pues ahí lo tienes.

Ese otro que va detrás, con su polo y sus vaqueros cogiendo de la mano a su hijita, seguro que no querría que, al crecer, ella hiciese lo que hizo cuando él era joven: cuando todos los fines de semana acababa borracho como una cuba en cualquier discoteca, las drogas eran costumbre y el sexo sin control le costó más de un susto. Dudo que le apetezca ver a esa chica joven y guapa que será su hija en pocos años entrar en casa dando tumbos semidesnuda tras habérselo montado con cualquiera en el callejón de detrás de la discoteca. Él lo hizo, pero su hija nunca lo sabrá. Vivirá engañada, pensando que su padre siempre fue el hombre recto que ha conocido toda su vida.

En el parque, ese anciano tan adorable que da de comer a las palomas, echó de su casa a su hijo por casarse con quien, según él, no debía. Y, detrás de él, esa señora que va con la compra cuenta la lastimera historia de cómo los hombres la abandonan siempre, siendo en realidad ella la que los espanta con su carácter insufrible.

Quiero decirte con todo esto que el mundo de los adultos es un mundo falso en el que se intentan mostrar ideales, comportamientos y valores que no son los propios. Es verdad. Pero gracias a esa hipocresía, a esa mentira constante que hace que las personas escondan sus demonios y se conviertan en algo más elevado de lo que naturalmente son, la civilización se convierte en posible.

 

Foto de portada: ©Pexels

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1 comentario en «Adultos»

  1. Cierto, hay muchas cosas escondidas o innombrábles en las personas. ….
    Por qué se produce el cambio?… La Psicología :dirá unos no se sintieron bien con sus actos, otros su lobulo cerebral los escondió para sobrevivir …La amnesia disociativa , hace que no recuerden los episodios traumaticos.
    A veces, alguien impulsivo se arrepiente de sus actos. Evoluciona , cambia.

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